Una nueva sección, que además de recordar los principios de este año, me sirve para no quedarme sin tema de posteo. Como habrán notado, colgué más de 10 días, y ni siquiera fui a Bariloche.
CESTO NOT DEAD
Todo empezó allá por segundo año, cuando teníamos que elegir un deporte. La mayoría se inclinó por el “odio todo, pero el cesto es lo menos peor”. Y así pasó el tiempo. Intercurso va, intercurso viene, llegamos finalmente a 5to.
Ahora bien, una pequeña reseña para todos aquellos que no saben lo que es el cesto, o si lo llamamos por su nombre científico, Cestoball. Etimológicamente, proviene del griego “cesto”, que significa ‘fea canasta de metal que se sostiene en la parte superior de un mástil, todo pintado de amarillo seguramente por José María S.A.”, y “ball” del griego ‘balo’, que cambiando las vocales resulta ser ‘bola’. Más fácil, como diría aquella generación del ’70, “pelota al cesto”.
En cuanto a la práctica de esta disciplina. Se compone de equipos de 6 jugadores (sin contar a los suplentes) que corren de un lado a otro con una pelota que no pica. Sí, sí, no pica. Esto está sustentado por aquella ley de la física que quiso abofetear a la otra ley, la de acción y reacción (no, no me volví nerd), que dice: cada esférico plástico o de cuero con arena en su interior, carece de rebote. Lógicamente, la idea del juego es embocar en la canasta, sumar puntos y ejecutar en la plaza pública al perdedor… No, me parece que lo último no…
Llegó el momento de pasar a los practicantes. Se los puede llamar “cestoballers”, o en su defecto “personas carentes de alguna habilidad deportiva, en su mayoría, mujeres”.
Bueno… Hablamo’, hablamo’, pero el vino no tomamo’. El punto es, que en el día de la fecha se nos informó a nosotras, las cestoballers (que seremos un solo grupo de no más de 30 personas), que este deporte está en vías de extinción en nuestra comunidad educativa por carencia de… gente que quiera hacer cesto. De 2do año sólo tres personas lo eligieron, y de 3ero, ni una. Esto me da el orgullo de decir, que la generación del ’90 es la más perdedora de todas, y que los que nos gobiernen próximamente serán unos escépticos deportistas carentes de sentimiento alguno y compadecimiento por los compañeros inútiles con el balón o con cualquier tipo de utensillo deportivo.
De más está decir, que a nosotras, las fieles seguidoras de esta doctrina, nos importa nada que esto esté pasando. Hoy le hubiese dicho a la profesora: “¿No vió la película de Al Gore que dice que estamos destruyendo todo, gracias al sobrecalentamiento del globo aerostático que nosotros mismos producimos y que hay que tratar de preservar lo poco que queda? ¿Eh? ¡Exijo una respuesta!”… Pero supe que no serviría.
Con esto, lo único que queremos lograr es que se piense un poco en el duro destino que a nosotras, las últimas sobrevivientes del hundimiento del cesto, nos espera. ¿Qué será de nuestras vidas después de esto? Yo sé… Hacer el ridículo frente a todas las eximias Volleybolistas y Handbolistas, vender panqueques en plaza Francia o salir a mendigar por ahí, sin desmerecer a ninguno de estos quehaceres.
Queda en vos pensar qué elegís, si la pastilla roja o la azul, si a Batman o a Súperman, si ir al supermercado Coreano o Chino. Queda en vos. Lo que también va a quedar en vos, es el cargo de conciencia, paparulo.
Desde ya, muchas gracias.
Ángeles, en nombre de las femmes de 5to Bachiller.
.
Soy Ángeles!
de Saavedra
